viernes, 27 de julio de 2012

Perdices

En Asturias podemos encontrar dos especies de perdices, la perdiz roja (Alectoris rufa) y la pardilla (Perdix perdix).

Mientras la primera ocupa gran parte del territorio, la pardilla se encuentra principalmente en brezales y piornales por encima de los 1.000 m.s.n.m aunque en invierno puede encontrarse a menor altitud.

La perdiz roja es una especie adaptable encontrándose en multitud de hábitats desde cultivos hasta brezales y tojales, compartiendo hábitat en ocasiones con la pardilla. Los adultos son principalmente vegetarianos. Su dieta se compone principalmente de semillas, brotes, raices, flores y un pequeño porcentaje de insectos. En el caso de los pollos y debido a sus elevadas necesidades energéticas y de proteínas, el mayor porcentaje de su dieta corresponde a insectos, arácnidos etc. A medida que se desarrollan, la dieta se vuelve más vegetariana.

Grupo de A. rufa

El nido es apenas una depresión excavada en el terreno e la que depositan una medía de 12 huevos que son incubados durante 23 días. Normalmente se encarga de ello la hembra pero se ha comprobado que los machos también incuban. Los pollos, al nacer, son nidífugos, es decir que se desplazan acompañando a la madre en busca de comida. Los que logren sobrevivir a estos primeros días formarán junto a sus padres bandos invernales, para al final de esta estación con la formación de nuevas parejas comenzar a dispersarse.


En el caso de la perdiz pardilla ibérica, es una especie típica de hábitats montañosos, encontrándose, en el caso de Asturias, en las montañas de la Cordillera. Esto contrasta con el hecho de que en el resto de Europa el hábitat típico de las pardillas son las llanuras cultivadas.

La dieta típica de las perdices pardillas adultas consta también de diversos tipos de semillas, brotes y hierbas. En el caso de los pollos, la dieta consta de diversas especies de artrópodos como hormigas, escarabajos y larvas de lepidópteros. El nido se sitúa al abrigo de algún matorral. En el depositan entre 15 y 17 huevos que son incubados durante 23 días por la hembra. Los pollos, al igual que los de la perdiz roja, son nidífugos, desplazándose a las pocas horas junto a su madre en busca de comida.

Adulto de P. perdix

En ambas especies el pico máximo de nacimiento de pollos tiene lugar en el mes de julio, en el caso de la roja en la primera quincena y en el de la pardilla en la segunda y tercera semana. Por eso estos días es frecuente tropezarse con alguna familia. Sin ir más lejos la pasada semana encontré dos nidadas de pardilla y una de roja, todas de muy pocos días de vida. Normalmente no te percatas de la presencia de ellas hasta que casi las pisas ya que al detectar un depredador se quedan absolutamente inmóviles.

A. Rufa simulando estar herida.

Si este se acerca mucho, los adultos salen arrastrando las alas y formando un escándalo considerable, aparentando estar heridos como ya comenté en alguna otra entrada, para así atraer la atención del depredador, momento que aprovecharán los pollos para literalmente desaparecer entre la vegetación.

Pollo de P. perdix

En las fotos se puede ver un pollo de pardilla y otro de perdiz roja, absolutamente inmóviles intentando pasar desapercibidos, mientras sus hermanos habían desaparecido entre la vegetación. En el caso de la nidada de perdiz roja, me aparté unos metros hasta una zona desde la que podía seguir viendo con los prismáticos el terraplén del camino en el que se habían escondido los pollos. Al poco ya oí al adulto. Había salido volando intentando atraer mi atención y tras dar un rodeo ya estaba otra vez allí. Nada más oir la llamada comenzaron a contestar los pollos y a salir del escondite a toda velocidad para reencontrarse con su madre. Pude contar al menos siete.

Pollo de A. Rufa

En el caso de las pardillas, en una de las nidadas únicamente pude ver tres pollos, uno de ellos el de la foto. Calculo que tendrá unos 5 o 6 días por que ya pueden verse los cañones de las plumas del ala. En el caso de la otra nidada pude ver al menos 5 pollos esconderse, pero había más porque cuando comenzó a llamarlos la madre podía oirse a varios más.

Afortunadamente esos días hacía bastante buen tiempo, ya que el frío y el agua son uno de los mayores enemigos de los pollos. Con mal tiempo es más difícil encontrar los insectos que les sirven de alimento y además tienen que pasar mucho tiempo calentándose, y por tanto, dedicando menos tiempo a la alimentación. Además tienen que hacer frente a depredadores, accidentes, cazadores en el caso de roja etc… por lo que solo unos pocos, los más fuertes, van a llegar a adultos. Respecto a la caza, a pesar de estar prohíbida la caza de la pardilla en Asturias, todos los años cae alguna en zonas de solapamiento de ambas especies porque hay mucho “gatillo fácil” incapaz que esperar a identificar que especie es la que tiene en el punto de mira. Se que es perder el tiempo, pero no está de más recordarles que antes de disparar hay que asegurase bien de a qué se está disparando.

martes, 17 de julio de 2012

Ciervo volante


Hace unas semanas hojeando una vieja revista pude ver un artículo que hablaba del declive de las poblaciones de ciervo volante (Lucanus cervus) en Europa. Me puse a pensar un poco y recordé que había pasado mucho, muchísimo tiempo desde la última vez que ví uno de estos coleópteros, tanto como ¡más de 20 años!. Entonces era una especie que veíamos con frecuencia a las afueras de Tineo, cerca de la fuente de San Juan. Pero después de eso, y por más que me esfuerce, no consigo recordar el haberlo visto en ningún otro sitio, ni siquiera en ese. Pues bien, el pasado viernes por la tarde, me avisan que en la terraza de casa hay un ciervo volante. Salí, la verdad que no muy convencido, pensando que se trataría de alguna otra especie, pero no, un espectacular macho de ciervo volante estaba allí, en la terraza, entre varias macetas.

Rápidamente cogí un pequeño terrario de plástico y se lo puse encima para que no desapareciese mientras buscaba la cámara de fotos. Una vez cogida la cámara comencé con la sesión de fotos. Cuando acabé ya era casi de noche. Volví a meterlo en el terrario y lo solté en un robledal, cerca del pueblo.

El ciervo volante es un coleóptero de gran tamaño con aspecto inconfundible, sobre todo los machos con sus grandes cuernos que usan para luchar con sus rivales. En realidad no se trata de cuernos sino que es el maxilar superior muy desarrollado. Es una especie ligada a los robledales maduros. Succionan el alimento, principalmente savia de roble, a través del labio inferior. En el caso de los machos, localizan las heridas de los árboles por la que ésta fluye gracias al olfato. Las hembras pueden roer la corteza para acceder directamente a la savia.

Vuelan principalmente al atardecer desplazándose en busca de alimento. Cuando varios ejemplares localizan algún punto donde fluye la savia de un árbol se producen luchas, empujándose con los cuernos hasta que queda el individuo más fuerte con una hembra. Se aparean en ese lugar donde permanecen varios días mientras se alimentan de la savia.

Una vez fecundada, la hembra deposita los huevos en algún tocón en descomposición o en la tierra, cerca de las raices de algún árbol. El desarrollo de las larvas puede durar entre tres y cinco años, en función de la temperatura y la disponibilidad de alimento. Antes de iniciar la fase de pupa construyen una “cuna pupal” que en el caso del macho es de mayor tamaño para albergar los cuernos. En otoño abandonan la cuna pupal pero permanecen ocultos hasta el verano siguiente.


La destrucción de los robledales maduros es una de las principales causas del declive de la especie. Además la teoría que existe ahora de considerar que los arbustos, el sotobosque y la madera en descomposición que hay en los bosques es “suciedad” que hay que eliminar, hace un flaco favor a esta y a otras muchas especies que encuentran en este hábitat las condiciones ideales para su desarrollo.

Solo espero que la especie pueda recuperarse y no pasen tantos años hasta que vuelva a ver otro ejemplar.

Con la casa a cuestas

Hace unos días, aprovechando el buen tiempo, decidí subir hasta la cima del Cueto Arbás. Partiendo de las inmediaciones de la laguna, el sendero sube por una fuerte pendiente hasta alcanzar un collado, a partir del cual el ascenso es mucho más suave hasta llegar finalmente a la cima. Una vez alcanzado el collado me fije en una especie de capullo de hierbas que parecía moverse. Al verlo más de cerca pude ver una especie de gusano que sobresalía de uno de los extremos del capullo y que se desplazaba arrastrándolo.

Al cogerlo, el gusano se escondía en el interior del capullo. A medida que avanzaba por el sendero pude ver más, y en alguno de los piornos incluso había capullos colgando de las ramas. Hice unas fotos y de vuelta a casa me puse a mirar algunos libros y páginas web para ver a que especie pertenecían. Enseguida encontré algo de información; Se trataba de orugas del saquito. Bajo este nombre se agrupan diversas especies de polillas englobadas en la familia Psychidae y que se caracterizan porque las larvas construyen estuches con restos de vegetales que se unen a un capullo de seda. Se desplazan arrastrando consigo el estuche al mismo tiempo que se alimentan.

Para pupar se fijan a las ramas u hojas de donde emergerá el insecto adulto. Por lo que pude leer, parece que cada especie construye un capullo con una forma determinada y usando unos materiales en concreto, pudiendo determinar los expertos a través de ellos de que especie se trata.

martes, 10 de julio de 2012

Geranio cantábrico



Como el geranio de roca, el geranio cantábrico (
Geranium subargenteum) pertenece a la familia Geraniaceae. Es una planta perenne cuya época de floración va desde el mes de junio hasta agosto.



Crece en pastizales y pedregales de montaña siendo indiferente a la naturaleza del sustrato. Es un endemismo de la Cordillera Cantábrica. Los ejemplares de las fotos los localicé en unos pastizales situados a unos 1.500 metros de altitud en Genestoso, también en el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias.



Geranio de roca

El geranio de roca (Erodium glandulosum) es una planta perenne que florece entre los meses de abril y julio.

Es un endemismo de las montañas del norte de la Península, desde la Cordillera Cantábrica hasta los Pirineos. Es una planta típica de zonas de roca, pastizales pedregosos y repisas, siempre sobre sustratos calizos. Por ello es más abundante hacia el centro y oriente de Asturias.

A pesar de ello, en el suroccidente es posible encontrarlo en alguna zona donde existan afloramientos de roca caliza, como es el caso de los ejemplares de la foto, que pertenecen a una pequeña población localizada en el Parque de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias.