El escribano montesino (Emberiza
cia) es un ave perteneciente a la familia
Embericidae y dentro de esa familia es una de las especies más
abundante. Habita principalmente en zonas de montaña, en laderas pedregosas y
cubiertas de piornos y diversos matorrales, aunque en invierno suele hacer
desplazamientos de tipo altitudinal a zonas más bajas y favorables.
Destacan
sobre todo las listas oscuras de su
cabeza, así como el pecho, cuello y cabeza de color grisaceo. El resto del
cuerpo es pardo-rojizo. Durante la estación reproductora, la coloración del
macho es más brillante y con tonos anaranjados en pecho y vientre. Se alimentan
principalmente de semillas y brotes.
La estación reproductora va desde
abril a julio aproximadamente. Construyen el nido cerca del suelo, al abrigo de
algún matorral denso. Pone entre tres y seis huevos que son incubados por la
hembra durante 12 o 14 días. De la alimentación de las crías se encargan ambos
padres y, como en la mayoría de aves granívoras, esta se basa en pequeños invertebrados
que aportan a los pollos las proteínas necesarias para su desarrollo. Una vez
transcurridos unos 15 días, los pollos abandonan el nido, siendo cebados aún
por sus padres durante otros 15 días aproximadamente. En muchas ocasiones
realizan dos puestas por temporada.
Como señalaba más arriba, en
invierno suele desplazarse al fondo de los valles buscando comida en prados y
tierras de cultivo. Suele acercarse entonces a los pueblos y por lo menos aquí,
en Rellanos, el año pasado era un visitante asiduo del comedero que tengo
instalado, aprovechando las semillas que el resto tiraban al suelo. Con un poco
de paciencia y desde una ventana o desde el interior del coche es relativamente
fácil fotografiarlos.
De hecho, algunas de las fotos de la entrada están
sacadas desde el coche. Son de un pequeño bando que se alimentaba junto a
varios pinzones comunes (Fringilla coelebs) en un prado al lado de la
carretera. Mientras los pinzones se mostraban bastante desconfiados, los
escribanos se situaban sin problema a dos o tres metros del coche, lo cual me
permitió hacer bastantes fotos.
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