En Asturias tenemos tres especies de liebres: la ibérica (Lepus granatensis), la europea (Lepus europaeus) y la de piornal (Lepus castroviejoi). La europea se distribuía por las zonas bajas de la franja centro-oriental de la región. En la actualidad se da prácticamente por extinguida, encontrándose únicamente en pequeños enclaves costeros sin apenas conexión entre sí. La liebre de piornal es un endemismo de la Cordillera Cantábrica, es decir su distribución mundial se reduce única y exclusivamente a dicho territorio. En el caso de la liebre ibérica que es la que mayor área de distribución presenta en la Península, puede encontrarse en nuestra región en las sierras de la zona centro-occidental. Estudios genéticos llevados a cabo en estas especies sugieren que la liebre europea es la más antigua, surgiendo a partir de ella las otras dos. En el caso de la de piornal parece que estaría emparentada con la liebre de Córcega con la cual comparte varias similitudes tanto morfológicas como genéticas.
Externamente las tres especies se diferencian básicamente por su tamaño, siendo el de la de piornal intermedio entre el de la ibérica, más pequeña, y el de la europea, la mayor de las tres. La extensión del blanco ventral en el caso de la de piornal también es intermedio entre las otras dos, correspondiendo el menos extenso a la liebre europea. Otro carácter que distingue a la liebre de piornal es una franja de color grisáceo más clara, que se extiende desde las orejas hasta la mejilla.
En Tineo encontramos dos de estas especies de liebre; la de piornal, distribuida por la franja sur del concejo, en la zona de Cadavales, Sierra de la Cabra y Peñamanteca y la ibérica que se encontraría en el resto. Son especies poco estudiadas no estando claro en muchos casos donde se encuentra exactamente el límite de distribución entre ambas.
En el caso de las fotos que acompañan al post, el ejemplar solo es una liebre ibérica. La foto esta hecha hace menos de dos semanas en una carretera local en la zona de Navelgas. En estas ocasiones, los individuos que salen a las carreteras son cegados frecuentemente por los faros de los coches, muriendo algunos ejemplares atropellados de forma fortuita en algunas ocasiones, aunque muchos son atropellados a propósito por conductores sin escrúpulos. Este ejemplar en concreto tuve que seguirlo un rato con el coche hasta que encontró una pista por la que pudo acceder de nuevo al monte.
En el caso de los dos ejemplares juntos, se trata de dos jóvenes de liebre ibérica. En la zona en la que está hecha había una buena densidad de ejemplares hace tres o cuatro años. Pero la apertura de una pista facilitó la entrada de furtivos que se dedicaban a cazarlas por la noche con la ayuda de focos, o directamente atropellándolas con el coche. Como consecuencia, hoy en día cuesta más ver algún ejemplar por la zona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario