En entradas anteriores hablaba de los colirrojos que estaban criando en el nido de golondrinas (Hirundo rustica), pero ¿Qué han hecho estas al comprobar que tenían el nido ocupado?
Pues empezar a buscar un sitio adecuado para construirse otro. Y lo encontraron en otra viga a la entrada de la cuadra. Aprovecharon un par de puntas que había clavadas en ella para comenzar a pegar el barro. Tras un montón de viajes ya se veía que el barro no debía de ser de buena calidad; parecía muy blando y se caía muy fácilmente.
Para evitar que manchasen mucho el suelo con él, y una vez que estuviese finalizado, con los excrementos de los pollos, coloque una tabla atornillada a la viga justo por debajo de donde habían empezado la construcción. Nada más ponerla abandonaron la idea de construirlo sobre las puntas de la viga ya que vieron que era mucho más fácil, rápido y seguro comenzar a construirlo directamente sobre la tabla.
Dicho y hecho, comenzaron a acumular barro y avanzaron más en una semana que en las dos o tres anteriores. Tras acabarlo comenzaron a incubar tres huevos. Al cumplirse el tiempo y tras ver que no salía ningún pollo, abandonaron el nido. Al revisar los huevos pude comprobar que ninguno de ellos estaba fecundado. Esperemos que la próxima vez tengan más suerte.
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