Entre los pueblos de Coldobrero y Burgazal nace el arroyo de Marinán, un pequeño tributario del río Navelgas.
En la márgen derecha del mismo nos podemos encontrar un bosque de castaños en el cual es muy patente el abandono progresivo de las labores de aprovechamiento de los recursos que, antiguamente, en épocas de mayor necesidad que las de ahora, se realizaba en nuestros montes.
Así podemos ver en el bosque, enormes castaños centenarios, de un diámetro considerable y a los pies de los mismos los restos más o menos reconocibles de las “xoxas”. Éstas eran construcciones circulares de piedras en las cuales se almacenaban los erizos de las castañas para de este modo evitar que fuesen comidas por los animales al tiempo que iban “curando” y abriéndose los erizos.
Hoy en día son montones de piedras cubiertas por maleza.
También se evidencia el abandono en el hecho de que alrededor de los castaños centenarios se observan otros de mucho menor porte, que se desarrollaron a partir de que se dejaron a un lado las labores de mantenimiento del monte, que originalmente seguro que tenia una forma “adehesada”, al limpiarse de maleza y rebrotes el terreno para facilitar la recogida de las castañas.
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