jueves, 6 de octubre de 2011

Sapo común


Al sapo (Bufo bufo) de las fotos lo encontré al mover unos sacos amontonados al lado del pajar de casa. Debido al desconocimiento, y porque no decirlo a su para algunos poco agraciado aspecto, el sapo común nunca ha tenido “buena prensa” entre la gente de los pueblos. Así era frecuente que, al encontrarse algún ejemplar durante las faenas del campo, éste acabase ensartado en una pala de dientes. Afortunadamente, poco a poco van cambiando este tipo de comportamientos, aunque de vez en cuando todavía es posible encontrarlos. Lo cierto es que si estas personas supiesen la gran cantidad de insectos, babosas etc… que consumen los sapos durante sus correrías nocturnas por prados y huertas, posiblemente cambiasen su opinión sobre ellos.



Los ejemplares adultos de la especie únicamente acuden al agua para reproducirse, momento en el cual los machos emiten su canto para convencer a las hembras de que él es el mejor que pueden escoger. En ocasiones pueden verse varios machos intentando aparearse con la misma hembra. Ponen los huevos en el agua, en cordones que pueden agrupar varios miles de ellos. La fase larvaria dura entre dos y cuatro meses, en función de diversos factores como la disponibilidad de alimento o la temperatura del agua. Los juveniles recién metamorfoseados apenas alcanzan el centímetro de longitud, pero crecen con gran rapidez.



Entre sus enemigos, además del hombre, se encuentran diversas especies como águilas calzadas, águilas culebreras, víboras y mustélidos ligados al medio acuático como la nutria y los turones que dejan restos característicos como la piel y la cabeza sin consumir. Para defenderse de todos ellos, los sapos secretan a través de las glándulas de la piel, especialmente de las paratoideas que se encuentran situadas detrás de los ojos, una sustancia irritante para las mucosas. Hay que decir que no resultan peligrosas para el hombre y si alguna vez se toca algún individuo basta con lavarse las manos bien. Otra forma de defensa, que puede verse en la foto, es hincharse y erguirse sobre las patas, aparentando de esta manera tener un tamaño mayor del que en realidad tienen. En el caso de las larvas parece ser que, cuando son heridas, desprenden una sustancia que hacer que el resto de larvas de las proximidades se alejen de la zona de peligro.

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