martes, 19 de noviembre de 2013

Rabilargas

La salamandra rabilarga es el único representante del género Chioglossa. Constituye un endemismo ibérico cuyo área de distribución se sitúa en el noroeste peninsular, abarcando Asturias, Galicia y el norte de Portugal. Su hábitat típico se sitúa por debajo de los 1.000 m.s.n.m., en zonas de topografía quebrada y bastante húmedas. Está ligada principalmente a cursos de arroyos de montaña de aguas límpias y oxigenadas. También puede encontrarse en grandes densidades en cuevas y minas abandonadas en las que abunde el agua de escorrentía. La talla máxima de los individuos rara vez alcanza los 15 cm. Pese a su pequeño tamaño pueden realizar desplazamientos relativamente largos, habiéndose constatado el caso de algunos individuos que se desplazaron más de 700 metros. Pese a ello, lo normal es que no se alejen mucho de los cursos de agua que habitan. El periodo reproductor se extiende habitualmente desde primavera hasta el otoño. Una vez realizado el acoplamiento, la hembra realiza una puesta de unos 12 a 18 huevos que son depositados en agua corriente, debajo de piedras o en las paredes de las cuevas por donde circule agua. La eclosión tiene lugar transcurridas unas 6 a 12 semanas. Las larvas nacen con las 4 patas desde el principio. El periodo larvario es variable, aunque lo normal es que pasen el primer invierno en el agua y completen la metamorfosis en la siguiente estación.


Las salamandras rabilargas son muy similares a las salamandras americanas del género Eurycea. Este fenómeno, conocido como convergencia evolutiva se debe a que ambos géneros viven en hábitats muy similares en ambos continentes, lo cual hace que la adaptación a los mismos tenga como consecuencia la adquisición de morfologías externas muy similares. Quizá lo que más llama la atención de esta morfología sea la cola extremadamente larga que además da nombre a la especie ibérica. Esta cola tiene varias funciones. Sirve de apoyo en los desplazamientos que las salamandras realizan por muros y paredes facilitando mucho la locomoción. Los rápidos movimientos de la cola también ayudan en los desplazamientos en el agua proporcionándoles una gran velocidad, de la que también hacen gala fuera del medio acuático. Otra función es la de respiración, facilitando el intercambio gaseoso y también la de reserva energética. Finalmente otra función, que además comparte con otras especies como los reptiles, es la capacidad de autotomía de la cola, es decir que ante un estímulo como la tracción o la presión puede desprender un trozo de cola, que quedará en movimiento, facilitando así que el individuo pueda huir mientras el potencial depredador fija su atención en el trozo desprendido. Posteriormente puede regenerar la cola nuevamente. El hecho de que este mecanismo de defensa sea compartido por gran número de especies da una idea del gran éxito evolutivo del mismo.



Es una especie que suele pasar bastante desapercibida aunque alcance localmente elevadas densidades. Personalmente estuve buscándola en varios regueros del concejo de Tineo sin suerte para, finalmente, al salir de casa un día de noche, encontrar un ejemplar en las escaleras. Después de eso pude encontrar algunos ejemplares más alrededor de casa, y también en algún otro río en el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias.


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