Desde que el hombre se convirtió
en ganadero hace miles de años, comenzó una persecución implacable contra
aquellas especies que le resultaban incómodas, bien por suponerle una
competencia directa por los recursos necesarios para mantener los rebaños o, en
el caso del lobo, por los daños que le causaban a sus animales.
En esta lucha contra el lobo se
emplearon todo tipo de métodos como cepos, lazos, veneno, o diversos tipos de
trampas de las cuales existen algunos restos por el suroccidente asturiano como
es el caso de los llamados, según la zona, calechos o cousos.
Calecho de Oballo
Se trata de construcciones mas o
menos circulares con paredes de piedra suelta de una altura tal que permitían
que un animal pudiese saltar desde el exterior hacia adentro atraído por un
cebo vivo, como por ejemplo una cabra vieja o tullida, pero que una vez en su
interior, se encontraba que la altura de los muros, reforzada por unas lajas de
piedra colocadas a modo de alero hacia el interior, hacían imposible la salida quedando a merced de los habitantes de los
pueblos mas cercanos. Solían contruirse en zonas altas y sitios de paso de los lobos.
Un ejemplo de estas construcciones son los denominados
calecho de Oballo en el municipio de Cangas del Narcea o el llamado couso de
Collada en el vecino municipio de Allande.