Estos días, las truchas (Salmo trutta fario) se encuentran en pleno periodo reproductor. Con la llegada del otoño y el progresivo descenso de las temperaturas, las truchas comienzan a emigrar hacia las zonas más altas de los ríos en busca de aguas someras y límpias en cuyos fondos de arena y grava efectuarán sus puestas.
Durante el periodo de freza que suele acontecer entre los meses de noviembre a enero, las hembras excavan nidos en la grava del fondo con la ayuda de la cola, mientras los machos compiten entre si para lograr estar lo más cerca posible de ellas para fertilizar los huevos.
Una vez se produce la fertilización, las hembras recubren los huevos con grava, quedando de este modo la puesta más protegida frente a depredadores o riadas. Los huevos son de color anaranjado y las hembras pueden llegar a poner unos 1.500 de ellos por cada kilogramo de peso, alcanzando los ovarios un tamaño de aproximadamente el 20% del tamaño corporal.
El periodo de incubación va en función de la temperatura del agua, necesitando unos 450 grados día. Esto quiere decir que, si la temperatura media del agua es de unos 10 º C, los huevos eclosionaran después de unos 45 días. Si la temperatura fuese inferior tardarían algún tiempo más. Hacía la primavera, una vez que la temperatura del agua comienza a aumentar y la disponibilidad de alimento en el cauce del río es mayor, los alevines, tras agotar las reservas de la vesícula vitelina que les sirvió de alimento los primeros días, comienzan a emerger de la grava para enfrentarse a múltiples peligros.
Los que consigan sobrevivir a este periodo inicial se establecerán en un territorio que defenderán activamente frente a otros individuos de su especie. Muchos de ellos morirán víctimas de depredadores, entre los que frecuentemente pueden encontrarse truchas de mayor tamaño, o bien por inanición o enfermedades. Los más fuertes aprovecharán hasta el otoño para alimentarse y aumentar su tamaño, antes de ralentizar su crecimiento con los fríos del invierno. Hacía el segundo o tercer año, los que han conseguido sobrevivir, estarán listos para reproducirse por primera vez. En años sucesivos repetirán el proceso hasta que finalmente mueran.
En las fotos que acompañan pueden verse varios ejemplares juntos. Se trata de varios machos que estaban acosando a una hembra. Esta era bastante pequeña, por lo que es posible que fuese su primer periodo reproductor. El macho que parecía llevar las de ganar era mucho más grande y únicamente se separaba de ella para perseguir a los competidores que se acercaban demasiado. Como se aprecia en las fotos parece que el más decidido era principalmente otro macho de un tamaño similar al suyo. De vez en cuando la hembra iba agitándose para excavar el fondo con el fin de depositar allí los huevos. Si finalmente todo transcurrió con normalidad, supongo que el macho que estaba más cerca acabaría fecundando los huevos (al menos era el que más se lo estaba currando), aunque con la cantidad de competencia que había alrededor, es posible que algunos de los más “canijos” aprovechase un despiste para poner una pica en Flandes.
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